Wikileaks en La Jornada
CIA: maten a los
rebeldes
Nota
tomada del periódico La Jornada, sección política, pág. 2, Viernes 19-diciembre-2014
El
asesinato, entre las mejores prácticas contrainsurgentes, dice manual de la
agencia filtrado por el equipo de Assange
Eliminar
dirigentes erosiona la capacidad de acción del grupo insurrecto, sostiene
Admite que
en algunos casos pueden generarse efectos contraproducentes
Aspecto del campamento de las FARC en
Sucumbíos, Ecuador, dos días después del ataque del ejército colombiano,
lanzado el primero de marzo de 2008. En esa ocasión fue ultimado el jefe
guerrillero Raúl Reyes, lo que fue calificado de
éxitopor la Agencia Central de Inteligencia. También murieron cuatro estudiantes mexicanos y 18 personas más Foto Ap
En ocasiones, asesinar a las cabezas visibles
de un movimiento armado resulta positivo en la lucha contrainsurgente de un
gobierno, ya que se erosiona la capacidad de acción del grupo rebelde. Un
ejemplo es el bombardeo de la fuerza aérea colombiana sobre un objetivo de alto
valor en un campamento guerrillero en Ecuador, donde murieron el comandante de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Raúl Reyes, quien era el
blanco, y otras 22 personas, entre ellas cuatro estudiantes mexicanos. Es un caso
que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) califica de exitoso.
En otros casos, el asesinato político de las
cabezas más visibles de un grupo guerrillero resulta contraproducente, por lo
que se recomienda una poda; esto es, no asesinar a los líderes de primer nivel,
sino a cuadros de segundo o tercero, para dañar las redes de la organización.
Si el ataque a un objetivo de alto valor
produce demasiadas bajas colaterales, la operación puede ver limitado su
impacto, ya que genera solidaridad en torno a los terroristas y populariza a
los jefes de línea dura, como ocurrió con los atentados de Israel contra la
organización palestina Hamas entre 2000 y 2002.
Esas son parte de las recomendaciones que
hace la oficina de asuntos transicionales de la CIA a sus agentes, en un manual
clasificado de ultrasecreto –secret/noforn– filtrado ayer por Wikileaks.
Se trata de un estudio de la agencia donde se
recomienda a gobiernos del mundo que enfrentan conflictos armados con grupos
insurgentes lo que considera las mejores prácticas para realizar operaciones
contra objetivos de alto nivel (HVT por sus siglas en inglés, high-value
targeting) como una herramienta contrainsurgente efectiva.
Estas operaciones incluyen el asesinato
político como recurso válido, además de capturas, remoción de liderazgos,
neutralización y marginación de dirigentes guerrilleros. El documento,
proporcionado con anticipación a una docena de medios en el mundo –La Jornada
fue el único en español–, incluye también un par de tablas que evalúan la eficacia
de estos golpes. Pocos son calificados de alto impacto; la mayoría tuvieron
resultados limitados, en particular operaciones implementadas con participación
de la CIA en Israel y Palestina, Afganistán e Irak.
El estudio es del 7 de julio de 2009, inicios
del primer periodo presidencial de Barack Obama, cuando Leon Panetta llevaba
seis meses al frente de la agencia y, según recuerda Wikileaks, poco después de
que el agente John Kiriakou hiciera sonar por primera vez las alertas sobre la
práctica de la tortura dentro de la agencia. El analista sigue en prisión.
Esta nueva filtración ocurre apenas 10 días
después de que el Comité de Inteligencia del Senado estadunidense decidió hacer
público un informe secreto sobre cómo el Pentágono y la CIA utilizaron la
tortura en sus formas más brutales durante los años del ex presidente George W.
Bush y cómo estos interrogatorios atroces resultaron innecesarios e ineficaces.
Redactado a modo de manual para ataques
contrainsurgentes, está dirigido a los operadores políticos y militares de la
agencia, con capacidad de autorizar la planeación y ejecución de esas
operaciones HVT.
Ahí se evalúan los pros y contras de los
planes de liquidación de líderes insurgentes. En el comunicado de prensa que
acompaña la desclasificación de este manual, la agencia de periodismo de
investigación que dirige Julian Assange indica que después del informe se
dispararon a niveles históricos los asesinatos cometidos mediante ataques de
drones.
Las mejores
prácticas
Incluye estudios de casos de Afganistán de
2001 a la fecha de la conclusión del manual (2009); Argelia 1954-1962; Colombia
de 2002 a 2009; Irak de 2004 a 2009; Israel en dos periodos, de 1972 a mediados
de los noventa y de mediados de los noventa a 2009; Perú de 1980 a 1999,
Irlanda del Norte de 1969 a 1998 y Sri Lanka de 1983 a mayo de 2009. Incluye
algunos ejemplos adicionales de Chechenia, Libia, Pakistán y Tailandia.
Especifica sus fuentes: La mayor parte de
nuestra información está basada en reportes clandestinos de agregados
militares, discusiones internas con solicitantes de permiso para la realización
de este tipo de acciones y la revisión de casos actuales o históricos.
El documento es definido como un intento de
consolidar las lecciones aprendidas, proporcionar un marco para evaluar la
utilidad estratégica de las operaciones de ataque a objetivos de alto valor y
ayudar a los políticos y funcionarios militares responsables de autorizar estos
ataques.
El concepto high-value targeting es definido
como una acción enfocada a atacar individuos o redes específicas. Su remoción
busca debilitar la eficacia de determinado grupo insurgente.
La eliminación
de Raúl Reyes en Sucumbíos
Este documento de la CIA aporta evidencias
adicionales sobre el involucramiento de la agencia en la lucha antiguerrillera
en Colombia durante el periodo de Álvaro Uribe.
Indica que, de acuerdo con reportes
anteriores de la CIA, Bogotá había utilizado ataques a objetivos de alto valor
combinando operaciones militares y de información convencionales y programas
para provocar y tratar desertores.
Refiere que al comenzar su primer periodo
presidencial en 2001, Uribe inició una campaña contrainsurgente con la mira
puesta en atacar a las FARC en sus filas intermedias y superiores. Después de
varios años de golpes fallidos, la embajada de Estados Unidos en Bogotá empezó
a reportar aciertos a partir de que se afinaron las estrategias de espionaje,
precisión en los ataques, planificación de misiones y despliegues, seguridad
operacional y coordinación interinstitucional.
De ese modo el gobierno pudo capitalizar
políticamente los golpes infligidos a la guerrilla, incrementando su propia
legitimidad y erosionando la moral de las bases insurgentes. Califica de
exitosos los golpes de 2008 contra jefes de primer nivel de las FARC Raúl Reyes
e Iván Ríos, combinados con golpes contra figuras de segundo y tercer rangos,
especialistas en financiamiento y logística.
En particular, afirma que el bombardeo
extraterritorial a Sucumbíos, donde además murieron una veintena de colombianos
y cuatro estudiantes mexicanos que estaban de visita en el campamento
guerrillero, dañó seriamente la moral y la disciplina de las FARC, según comentarios
de campo de la CIA.
Sin embargo, el informe no alcanza a prever lo
que sucedió después en Colombia. A pesar de que Uribe en ese momento aumentó su
popularidad, no pudo relegirse para un tercer periodo en 2010. Su sucesor, José
Manuel Santos –fuertemente criticado por Uribe–, emprendió un derrotero
diametralmente opuesto, que llevó el conflicto a una mesa de negociaciones.
Contra
Sendero Luminoso
Otra historia de éxito, según la CIA, fue la
de Perú, donde una serie de golpes sistemáticos, intensos, en corto tiempo,
permitieron al ejército desarticular a Sendero Luminoso, con el encarcelamiento
de su líder, Abimael Guzmán, en 1992.
La extrema centralización del mando y el
culto a la personalidad dentro de esa organización de corte maoísta influyó en
su desmoronamiento a partir de esa captura. En este caso, dice el manual, el
asesinato no era recomendable para no mitificar al dirigente.
Pero no todas las operaciones de captura
contra altos mandos son igualmente efectivas, indican los expertos de la
agencia, quienes sacan a colación la historia del héroe sudafricano Nelson
Mandela, dirigente del Congreso Nacional Africano que luchó contra el régimen
del apartheid y pasó 27 años encarcelado.
Capturar a líderes puede tener un impacto
limitado si la organización cree que su dirigente eventualmente saldrá libre o
si éste logra mantener su influencia aun bajo custodia.
En este trabajo se citan tres casos en los
que el asesinato político o la captura ha sido útil para erosionar la fuerza de
un grupo insurgente: el ya citado caso colombiano, la detención en 2008 de
varios dirigentes de primer nivel del grupo jihadista iraquí Jaysh Muhammad por
el ejército británico, que prácticamente paralizó al grupo, y las operaciones
de constante cacería que ese año se ejercían en Afganistán y Pakistán contra
Osama Bin Laden.
La CIA asegura que esta presión obligaba al
líder de Al Qaeda a permanecer oculto, distanciado de sus bases, conduciendo la
organización a distancia, forzado a utilizar sistemas de comunicación de baja
tecnología. Esto afectó su capacidad de mando, dice el manual.
En 2011, el gobierno de Obama anunció el
asesinato de Osama, justo cuando se preparaba para lanzar su campaña para un
segundo término en la Casa Blanca.
Utilidad del
crimen político
En algunos casos el asesinato político es
útil y en otros no, infiere el estudio. Y a pesar del enorme número de bajas en
Afganistán, la destrucción masiva del país y la negra historia de la tortura
recientemente revelada, la CIA reconoce que en la guerra contra el talibán no
logró sus objetivos.
Atribuye este fracaso a la naturaleza de la
estructura de Al Qaeda, con movilidad de la cúpula a la base y una relación
tribal igualitaria. Según los reportes confidenciales de militares basados en
la operación antitalibán, su organización es capaz de resistir mejor los
ataques HVT.
Por el contrario, la CIA consideró que los
asesinatos del fundador y el cofundador de Hamas, Sheikh Ahmed Yassin y Abdel
Aziz al Rantisi, muertos durante un ataque de misiles en el cual también
fallecieron sus hijos, varios civiles, incluso niños, en 2004, fue útil porque
erosionó la moral de la organización.
Hamas es la fuerza gobernante en la franja de
Gaza. Figuraba en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea,
pero hace tres días un tribunal del organismo ordenó su exclusión. Estados
Unidos aún la mantiene en su propia lista de grupos terroristas.
Se citan otros casos en los cuales los
asesinatos y ataques para neutralizar insurgentes resultan contraproducentes,
sobre todo cuando se producen muertes de civiles no combatientes o se eliminan
líderes políticos que hacen ver como represivos a los gobiernos.
Criterios
para actuar
La CIA aprueba que gobiernos civiles o
militares que enfrentan conflictos armados con grupos insurgentes recurran
frecuentemente a operaciones de ataque a objetivos de alto valor, descritas
como acciones para remover o neutralizar a sus cabezas para degradar la
eficacia del grupo.
El criterio de la agencia para la definición
de quién es un HVT (objetivo atacable) es flexible: varía de acuerdo con
factores que enumera: fuerza del grupo, estructura, dinámicas de liderazgo y
alcance del resultado deseado por el gobierno.
Se advierte que entre los efectos
contraproducentes de una acción de este tipo está el de romper ciertas reglas
del juego acordadas entre rebeldes y gobierno, lo que lleva a una escalada del
conflicto que no siempre está en el interés oficial.
Pero en los casos en que los golpes causen
daños mayores a los que el grupo insurgente sea capaz de absorber, ya sea por
su incapacidad de reponer sus liderazgos o por los golpes infligidos a sus
líneas de financiamiento o logística, puede conseguirse un mayor debilitamiento
de su capacidad de acción.
En una revisión de operativos de ataque
contra objetivos de alto nivel efectuados por la CIA se demuestra –sostiene el
documento– que estos pueden tener un papel importante como parte de una
estrategia contrainsurgente de mayor alcance. Estos suelen arrojar mejores
resultados cuando los gobiernos analizan previamente sus posibles efectos y
factores que lo puedan impactar y simultáneamente aplican otros instrumentos
contrainsurgentes de carácter militar y no militar.
Entre los efectos positivos de estos ataques
enumera la erosión de la capacidad insurgente, el debilitamiento de su
voluntad, la reducción de su base de apoyo, la división o fragmentación del
grupo, forzar que el grupo modifique sus estrategias de modo que beneficie al
régimen y levantar la moral del gobierno y generar apoyo.
Entre los efectos negativos cita: puede
generar mayor apoyo al grupo insurgente, lo cual podría obligar al gobierno a
distraerse de otros aspectos de su estrategia; puede hacer que las estrategias
insurgentes se modifiquen, que refuercen sus bases de apoyo y simpatía de la
población, conducir a una mayor radicalización a los líderes sobrevivientes,
generar condiciones para la adhesión de dirigentes más radicales y aumentar o
disminuir el conflicto de modo que favorezca a la insurgencia.
Estas son
algunas de las buenas prácticas que recomienda la CIA:
– Definir el impacto deseado sobre la
trayectoria del grupo insurgente, considerando que en algunos casos pueden
generarse efectos indeseados.
– Definir la decisión del ataque con base en
un sólido conocimiento de los mecanismos internos del grupo y sus debilidades
específicas, información que se puede obtener mediante los interrogatorios a
sus desertores.
– Incorporar la operación de ataque a una
estrategia integral, que permita capitalizar el resultado de la operación o
compensar algunos de los efectos producidos.
– Proteger a los actores más moderados. Los
ataques contra los líderes más violentos y extremistas pueden resultar en un
acuerdo político. En muchos grupos insurgentes hay divisiones internas entre
sus dirigentes más militaristas y los más políticos.
– Aprovechamiento de las contradicciones
internas. Exacerbar o explotar las fisuras en los liderazgos puede funcionar de
manera tan efectiva como el dirigir un ataque militar contra uno de sus
liderazgos.
Ver el documento original: https://wikileaks.org/cia-hvt-counterinsurgency/